sábado, 13 de octubre de 2007

Fugaz, Etereo... /1

El francotirador

... Ahora escucha tú con atención; te voy a exponer un caso y luego deberás contestar a mi pregunta, pero piensa la respuesta ¿vale?
–De acuerdo.
Estoy preparado.
–Muy bien, atento. Suponte que estás en la guerra y eres un francotirador de primera que cumple sus ordenes sin cuestionarlas y sin ningún tipo de remordimiento.
–Me sitúo.
–Estás apostado en lo alto de un edificio de tres plantas y tus órdenes son: que todo aquel que pase por tu zona debe de ser abatido sin miramientos; pero en este caso tú solo dispones de un rifle que hace un disparo cada vez, siendo necesario cargarlo cada vez que se haga, y además solo dispones de dos balas. Para presionarte más a no pensar, de la correcta ejecución de tus órdenes depende tu vida. Imagínate ahora que vigilando ves aparecer a una madre corriendo de la mano de su hijo pequeño de cuatro años y los tienes a tiro. ¿A quién dispararías primero?
–A la madre, claro.
–Te dije que meditaras la respuesta, y has contestado con el corazón más que con la razón. ¿Se te ha olvidado que no tienes ningún tipo de escrúpulos? La respuesta correcta sería disparar primero al hijo, porque la madre seguro que se agachará donde su retoño malherido y te dará tiempo a cargar de nuevo el rifle y acertar también con ella, mientras que si por el contrario dispararas a la madre, los niños son tan imprevisibles...
–Es macabro.
–Yo no te he dicho que no lo fuera, simplemente te he dicho que tú no debías plantearte lo que estaba bien o mal, tan solo cumplir positivamente tu misión, y matando primero al niño, seguro que lo conseguirías.
–No me gusta este juego.
–Pues debes jugar. Ahora la misma situación, pero en vez de dos balas, dispones de tres; y la madre que viene corriendo lo hace con sus dos hijos, uno de cada mano. ¿A quién dispararías, en este caso, primero?...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo dispararia a la madre. Los niños probablemente se quedarian juntos, lo que me daría más probabilidades de acabar con ellos después. Mmmm... creo que se me está encendiendo la vena psicópata...