sábado, 20 de diciembre de 2008

Marah, en Muskiz


El pasado jueves Javier, Txema (si, si, el mismo Txema) tuvimos la oportunidad de volver a ver a Marah en concierto (ya se que van unas cuantas, pero todas merecen la pena). En esta ocasión, como ya comenté en un post anterior, en formato acústico y en el Meatzari Aretoa de Muskiz. No teníamos referencias previas del lugar y resulto ser una sala repleta de butacas muy parecida a las del Palacio Euskalduna en las que se realizan los conciertos de Musiketan.

Lo cierto es que cuando llegamos el ambiente estaba más bien frió. Tomamos una cerveza en un bar cercano y enseguida entramos en la sala. Nos ubicamos en una de las primeras filas y cómodamente sentados esperamos que comenzara el bolo.

A eso de las 20:45 salió al escenario -decorado para la ocasión con los adornos navideños de turno- el bueno de David con su inconfundible gorro y bien abrigado y con unos cuernos de reno de Papa Noel y una caja llena de latas y botellas de cerveza que empezó a repartir entre las primeras filas ante el regocijo de la peña. Ya se había ganado al público antes de colgarse la guitarra.

El concierto acústico constaba de David Bielanko y su desgastada guitarra, un contrabajo,  Christine, la teclista y un madrileño que supuestamente tocaba las congas, pero que luego resultó que lo suyo realmente era la armónica.

David estaba en su linea, dejando muy a las claras que las cervezas que faltaban en la caja se las había bebido él, algo que no le impide en ningún momento tocar la guitarra de puta madre, cantar con una voz desgarrada y profunda y poner más alma que nadie en lo que hace. Este tipo se deja la piel en cada actuación. Además dejó muy claro que le daba pena que no se pudiera beber en el local cuando "I´m really drunk". Toda una declaración de intenciones y todo un acto de solidaridad, así que a repartir más cervezas hasta que se acabaron.

Christine la pianista y en principio, mera acompañante, resultó ser toda una showgirl y virtuosa del teclado además de tener una voz privilegiada.

El bolo comenzó con toda la audiencia sentada y muy formal disfrutando del esfuerzo y de la energía que David imprimía a cada uno de los temas, que eran aplaudidos y silbados a rabiar por un público. David se lo estaba pasando bien en el HighSchool donde pensaba que estaba, incluso bromeaba acerca de la posibilidad de lavar algún día no muy lejano su jersey que ya empezaba a trasparentarse de la sudada. Hubo un momento para sacar el banjo que a Prince le gustaría tocar, hubo presentaciones, hubo agradecimientos por su parte a ese público que tanto le aplaudía y que tanto disfrutaba, hubo afinaciones de guitarra deleitadas por pequeñas piezas de Christine, comentarios de su infancia en España, risas y sobre todo y en todo momento, un muy pero que muy buen rollo. Ese buen rollo que solo se puede conseguir en un salón con 300 personas tirando por lo alto, disfrutando de una banda de Rock en condiciones, con un líder que conserva el espíritu de lo que era y debería ser todo esto.

Practicamente al final de concierto, David se bajó del escenario con el micro, nos puso a todos en pie y a partir de ahí el concierto dio un giro radical. Todo el mundo bailando, dejando su butaca numerada para acercarse al escenario, el resto de músicos uniéndose a la fiesta y todos mezclados y juntos, unos tocando y el resto haciendo fotos, cantando y disfrutando de uno de esos momentos que no se pueden hacer con todos los grupos.

Esta banda probablemente nunca tenga un single superventas en la radio ni acabe llenando un gran estadio pero doy fe de que hacen rock de bueno tirando a buenisimo y espero que sigan viniendo por estas tierras tan a menudo. Seguiremos yendo a verles.

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