miércoles, 5 de noviembre de 2008

Lo extraordinariamente cotidiano


Nadie hay de tal manera tardo, tan estúpido e inclinado a la tierra, cuya mente no se exalte alguna vez y mire al cielo, especialmente cuando alguna maravilla nueva resplandezca en él. Porque mientras se suceden los hechos ordinarios, la costumbre de presenciarlos nos oculta su grandeza. Así somos, en efecto: por admirable que sea lo que contemplamos todos los días, no nos impresiona, mientras que los hechos más indiferentes, en cuanto salen del orden acostumbrado, cautivan nuestra atención.


Lucio Anneo Séneca - Cuestiones Naturales, Libro Séptimo

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