lunes, 10 de noviembre de 2008

Balmaseda volvió a arder

Quema del Puente Viejo

El 8 de noviembre de 1808, tropas francesas arrasaron la villa de Balmaseda prendiéndola fuego casa por casa. Doscientos años después, cientos de vecinos y curiosos se agolparon en sus calles para disfrutar de una recreación popular.
Era media tarde cuando vecinos y visitantes comenzaban a coger sitio en las dos riberas del Kadagua, que lo preside todo. Lugareños vestidos con ropas humildes de otro tiempo se mezclaban con vecinos expectantes abrigados para el frío nocturno de noviembre.
Mientras la luz de un día de otoño comenzaba a apagarse, decenas de antorchas y teas se convertían en la única fuente luminosa de la Villa. Y es que se nota cuando Balmaseda se transforma. Es una habilidad que han conseguido a lo largo de décadas y décadas pasando del siglo XX a la época de Cristo, o del XXI a la lúgubre Edad Media.


Ayer, Balmaseda retrocedió doscientos años justos, ni uno más ni uno menos. El 8 de noviembre de 1808, las tropas francesas dirigidas por el Mariscal Lefeuvre, decidieron, después de varios días asentados a las afueras de la villa fronteriza, arrasar con cada casa y cada palacio que estuviera en pie. Con fuerzas desiguales, los vecinos de Balmaseda intentaron hacer frente a la ofensiva, pero tanto la caballería como la infantería francesa dejaron en simples escaramuzas los intentos de los lugareños por defender la Villa.

Dos siglos después del hecho histórico, la pirotecnia ha hecho posible que cuatro símbolos de la localidad se deshicieran en llamas a medida que los invasores penetraban en Balmaseda. Pero en esta ocasión había mucho público presenciando, sin miedo, el avance galo. Los flashes de cámaras y teléfonos móviles intrusos, se fundían con el fuego ficticio de unas hogueras realizadas y diseñadas por la Pirotecnia Astondoa.


El momento álgido de la recreación tuvo lugar en la Plaza de San Severino, testigo de no pocos eventos populares de estas características. Todos los integrantes de la función, con frase o sin ella, se juntaban para escenificar la quema total de Balmaseda, el triunfo de los franceses y el posterior renacimiento de una localidad que era punto de salida y de llegada para comerciantes y ganaderos.

Quema del Ayuntamiento

Los nervios lógicos de la organización ante un evento que se realiza por primera vez, se fueron disipando a medida que los pasos se fueron cumpliendo con relativa puntualidad. Aunque no es probable que este acto tenga una naturaleza continuista, en Balmaseda nunca se puede afirmar nada parecido porque la representación histórica del Mercado Medieval nació de manera aislada y ya se ha convertido en tradición.

Tal y como ocurre en la Semana Santa y durante el Mercado Medieval, esta espectacular quema contó con la labor de muchos balmasedanos que, además de preparar el guión y la infraestructura necesaria, realizaron la representación.

En esta ocasión también colaboraron personas de otras localidades próximas. Alrededor de 350 personas tomaron parte en este espectáculo.

De entre estas personas, 59 representaron el papel de las tropas francesas, con 27 hombres a caballo y el resto a pie. Alrededor de 300 personas encarnaron al pueblo de la villa de Balmaseda. También el vestuario ha sido realizado por las propias balmasedanas y el vestuario del batallón francés ha sido creado en el Taller Textil que se está llevando a cabo actualmente en la localidad encartada.

Y es que Balmaseda casi todo lo que toca se convierte en una tradición. Se ha convertido en toda una Fuenteovejuna cultural capaz de poner de acuerdo a todo el pueblo.


Texto | Deia.es
Fotos | Eneko Garcia Ureta

0 comentarios: