Por Gillen Garcia
Fernand asciende por la torre agarrándose a las roñosas y frías vigas que se van entrelazando en una ascensión infinita. Tiene que ser hoy. Tiene que ser esta noche. Fernand sube hasta una viga horizontal para intentar acceder por el interior de la estructura a una de las escaleras. Se detiene un momento mientras saca de nuevo la barra de hierro. Desde la altura que ha conseguido puede ver como un grupo de personas están haciendo una gran pintada sobre la calzada frente al Trocadero, pero no distingue a ver lo que está escrito en ella. Con la barra de hierro fuerza una de las vallas metálicas que rodean toda la escalera. Fernand tiene por delante 300 metros de torre. No va a ser fácil pero Fernand está decidido. Tiene miedo. Cada escalón que sube aumenta su Temor. Su vejiga está hinchada. Su cabeza está caliente. Sus manos están frías. Fernand siempre quiso subir a la torre Eiffel. Ya queda menos. Llega a la altura del cartel luminoso que anuncia el año. 2031. Los números no lucen. Fernand recuerda el gran luminoso intermitente... 2012…2012…2012… Fernand recuerda las luces intermitentes del luminoso reflejándose en el rostro descompuesto de su padre. Fernand mira hacia abajo como buscando a Yussuf. Una manada de gendarmes cruza por el Campo de Marte. Fernand recuerda el pasado pero Fernand es incapaz de ver un futuro. Nada tiene sentido en este orden de cosas. Solo este Presente. Caminar y caminar hasta llegar a lo alto de la torre. Un escalón tras otro. tic-tac-tic-tac-tic-tac. Ya falta poco. Desde las alturas Fernand divisa grandes columnas de humo que salen de La Defense. Paris es una hoguera. Al sur, la torre de Montparnasse, parece una gran antorcha. Tiene que ser esta noche…
Fernand se va quedando sin aliento pero la adrenalina le impulsa a seguir subiendo. Ya casi está arriba. Puede escuchar a un grupo de personas discutiendo sobre su cabeza al final de la escalera. Fernand se deshace de la bata blanca para no llamar tanto la atención de las personas que están al final del tramo de escalera. Mete la mano derecha en el bolsillo de su chaqueta y palpa el mando interruptor. Fernand tiene unas ganas incontenibles de mear. Tiene espasmos en sus piernas agarrotadas por la tensión de la subida. Fernand se tranquiliza un segundo y comienza a subir el último tramo de escalera. Arriba un grupo de personas junto a la escalera, hablan entre exaltadas y felices. Algunas sujetan improvisadas banderas. Fernand asciende contando los escalones mentalmente. De pronto, al mirar hacia el grupo, Fernand distingue una cara conocida entre la gente. Fernand piensa: no puede ser. Es la Sra. Desbois. No puede ser. La Sra. Desbois es una antigua profesora de Fernand. Fernand sigue subiendo y vuelve la mirada al frente fingiendo no haberla reconocido. Su mano derecha sudorosa en el bolsillo de su chaqueta sujeta el mando interruptor. La Sra. Desbois es una antigua profesora de Historia. La Sra. Desbois cree haber reconocido a Fernand y estira su cuello arrugado sobre la gente… -¡ Fernand! ¡Fernand!...
Fernand esquiva a varias personas del grupo y se va hacia el lado norte. Fernand tiene unas ganas incontenibles de mear. ¡Fernand, Fernand!... Fernand se vuelve un instante. Es la Sra. Desbois. La profesora de historia. Con su arrugado cuello estirado por encima de la gente. Agitando una improvisada banderita tricolor a izquierda y derecha… tic-tac-tic-tac-tic-tac…
Contra la barandilla, una pareja tapada con pasamontañas, se besa y se toca apasionadamente. Al pasar a su lado uno de ellos se acerca a Fernand y le pregunta la hora. Fernand mira su reloj de muñeca. Son las 10.
¡ Feeeeeernaaaaand! La voz de la Sra. Desbois retumba dentro de la cabeza de Fernand. Su mano derecha, sudorosa, sujeta un mando con interruptor. Pero fernand ha decidido que esta noche se va a tirar desde lo alto de la torre Eiffel. Se acerca a la barandilla con la intención de encontrar un punto de apoyo para el pie. Fernand piensa: a tomar por el culo. Coloca su pie en un hierro saliente para poder hacer impulso. Abajo, frente al Trocadero sobre la calzada se puede leer una gran pintada improvisada: Sea como sea, Francia nos pertenecerá!. Fernand está a punto de mearse encima. ¡ Feeeerrrrnaaaaaand!. Fernand piensa: a tomar por el culo la Sra. Desbois. Fernand piensa: a tomar por el culo la historia. Fernand cierra los ojos y siente el frio aire cargado de humo toxico golpeando su cara. A tomar por el culo las pastillas. A tomar por el culo la ciencia. Cuando caiga estrellado contra el suelo, a tomar por el culo la torre Eiffel. Fernand siempre quiso subir a la torre Eiffel.
¡Fernand!,… ¡Fernand!,… ¡Fernand!,…
Fernand aprieta los ojos. Las voces están en su cabeza. Fernand piensa: voy a saltar. De pronto, una sensación de calor recorre su mejilla. Fernand sostiene una melancólica sonrisa. Abre los ojos lentamente y frente a él, mirándolo desde arriba, como flotando en el aire, la imagen del rostro blanco y angelical de su madre que le habla…
-Fernand… Fernand!...
-qué mamá?!
- Despierta hijo, vamos anda, que son las 10 y tu padre te está esperando!... recuerda que habéis quedado hoy para subir a la Torre Eiffel…
viernes, 21 de diciembre de 2007
La noche del debate /Final
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