lunes, 10 de diciembre de 2007

La Brújula Dorada


Hoy, y como quiera que no nos quedan muchas oportunidades de ir al cine, hemos aprovechado y hemos visto una de las mayores superproducciones del año, ‘La brújula dorada’ (‘The Golden Compass’) que, como ya suele ser habitual en films de estas dimensiones, forma parte de una trilogía. Basada en el libro ‘Luces del norte’, de Philip Pullman, nos cuenta cómo la adolescente Lyra Belaqua se embarca en una aventura para salvar a dos de sus amiguitos, que han sido secuestrados por el Magisterium. Su tío, lord Asriel (Daniel Craigh), marchará por su parte en una expedición para encontrar las partículas de polvo que unirían este mundo con otra dimensión, pero la sra. Coulter (Nicole Kidman) y sus discípulos tratarán de detenerlo a cualquier precio.
Como ocurre con cualquier adaptación literaria, la película resultante tendría que poder ser disfrutada y juzgada tanto si se ha leído el libro como si no. Sin embargo, y encontrandome en la segunda de las situaciones, me da la sensación que el libro contiene una mayor riqueza en descripción de personajes y situaciones que, en cierto modo, lastra un poco a la película. Debido a ello, la verdadera motivación que provocará el viaje de Lyra se pierde entre un marasmo de información que claramente no sirve para esta entrega, sino para alguna de las dos que están por llegar.‘La brújula dorada’ es un film de aventuras correcto, que te proporciona la posibilidad de pasar un buen rato. Se incluyen escenas de peleas muy bien realizadas, la ambientación es muy bella, los 3Ds están confeccionados con un extraordinario buen gusto. A los personajes se les van presentando obstáculos que son capaces de superar para luego encontrarse con otros, lo cual hace que la acción de la película no se detenga y que el ritmo sea ágil. Por lo tanto, el resultado es muy entretenido.
Sin embargo, lo más interesante de ‘La Brújula Dorada’ no son las aventuras, sino el universo fantástico que plantea y todas las reflexiones metafísicas que se rozan con algunos de los detalles de la trama. Cada uno de los seres humanos tiene un daemon que los acompaña como si fuese su animal doméstico. Estos seres, que pueden hablar a pesar de ser zoomorfos, representan los sentimientos y las debilidades de cada individuo y son quienes mejor comprenden a su dueño. Lo que ellos sufren, la persona acompañada lo siente también. Por otro lado, existen realidades ocultas a la mayoría de los habitantes que, cuando se tratan de desvelar, provocan guerras o represalias contra los rebeldes. Y la población es protegida contra su voluntad, pero en aras de su teórico bien. Se podría lamentar que no se profundice más en estas cuestiones, pero al menos están ahí y nos ofrecen la opción de que nos las planteemos por nosotros mismos. Así, el tratamiento de ‘La brújula dorada’ puede ser el de un film para jóvenes y niños, pero el fondo no lo es, especialmente si se contempla la crítica hacia la Iglesia que se esconde tras lo que hace el Magisterium a los niños cuando los secuestra.
Lo más fácil es encontrar similitudes entre este film y otros fantásticos, pero probablemente resulte tan cansino leerlas como a mí se me haría escribirlas pues son tan obvias que no necesitan ni ser señaladas.
El final deja la puerta abierta para la segunda y tercera partes e incluso, como si de una promo televisiva se tratase, te recuerda que aún quedan muchas cosas por resolver. Pero no se queda tan en vilo como había escuchado. La trama principal se resuelve y la estructura es la de un film completo, con planteamiento, nudo, desenlace y un clímax final como piden las películas de aventuras. Lo que sí queda claro es que lo mejor está por llegar y que esta primera parte de la trilogía no ha sacado las mejores cartas.

Via YoMismo y BlogDeCine

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