Pero en ese campo del conocimiento, a mi pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?” recibía por única respuesta: “Eres lo que tu llamas tu vida, una cohesión de partículas fortuita y temporal. La interacción mutua, las alteraciones de las partículas producen en ti lo que tu llamas tu vida. Esa cohesión se mantendrá cierto tiempo; después, la interacción de las partículas cesará, y lo que llamas vida también cesará, así como todas las cuestiones que te planteas. Eres una bolita de algo que se ha constituido fortuitamente. Esa bolita se pudre. Y llama “vida” a esa putrefacción. La bolita se disgregará, y la putrefacción cesará, lo mismo que todas las cuestiones” […] Es evidente que ésa no era la respuesta a mi cuestión.
Cualquier ocasión es buena para leer a Tolstói, “un narrador fascinante, un predicador, un moralista, un pedagogo y, alguna que otra vez, un charlatán […] y todo en uno”, “[…] un gigante entre los demás escritores. Un elefante entre los demás animales.”
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